07-05-2015
Arribo del
T-28 3-A-208 a
la Base Aeronaval
Punta Indio
¡Llegamos!!. Con
esta sola palabra podríamos sintetizar nuestro más profundo sentimiento.
Llegamos a la Base
Aeronaval Punta Indio, cuna de la Aviación Naval.
Mas de seis mil
millas después y ya superados los inconvenientes menores que afectaron a
nuestro noble T-28 F ,
arribamos al lugar donde se originaron nuestros mas caros sueños, allá
por 1977. Si…. hace ya treinta y ocho años… una vida.
Los diversos
caminos que transitamos desde aquella lejana época no lograron disimular
nuestro permanente recuerdo por el avión en que aprendimos el maravilloso
arte de volar. Lo evocamos durante décadas, pensando que sólo
estábamos destinados a admirarlo en alguno de los pedestales con que la Armada lo
homenajeó.
Ese mismo
destino hizo que la paciencia reconstructiva de un apasionado por nuestra
Aviación Naval confluyera con el entusiasmo de dos nostálgicos
veteranos. Así, con simpleza, sin mucho debate, nos confió la
honorable tarea de traerlo desde Fort Lauderdale, vestido con los colores de la Armada y engalanado con la
matrícula de sus históricos predecesores…. 3-A-208, recreando orgullosamente su
historia.
El último tramo de nuestra larga derrota a casa se cumplió
el 7 de mayo, arribando a la
BAPI a las 16:40 horas. Habíamos despegado de la Base Aeronaval
Comandante Espora después de un período de descanso, en espera de
repuestos, de casi seis meses. Durante ese período el T-28 F fue
celosa y afectuosamente custodiado por todos los integrantes de la Fuerza Aeronaval
N° 2, cuyo Comandante así lo dispuso, facilitando la permanencia de tan
distinguido viajero del tiempo. Párrafo aparte merece la predisposición
de toda la
Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque. Lo repararon,
acicalaron y mimaron para que estuviese en su mejor forma al llegar a
la Escuela de
Aviación Naval.
A todos ellos
nuestro enorme y sincero agradecimiento.
Hoy nuevamente
descansa, pero ahora en el lugar donde formó en la mística del vuelo a
destacadas generaciones de Aviadores Navales. Recibido con entusiasmo por
su Comandante, los integrantes de la Fuerza Aeronaval
N° 1 tomaron la posta de su custodia y contención. La Escuela de Aviación Naval
lo aceptó como al hijo dilecto que regresa y le asignó un lugar
preponderante en su hangar.
Es oportuno
señalar el invaluable apoyo que recibimos desde el inicio de la travesía
por parte del Instituto Aeronaval y del Museo de la Aviación Naval.
Vaya para ellos también nuestro agradecimiento.
Ahora, el 3-A-208 con
sus faros de aterrizaje bajos, mira a su alrededor recreando en el
recuerdo las innumerables vivencias que compartió con todos aquellos
Instructores, aprendices de Pilotos, Mecánicos y Técnicos Civiles que con su
esfuerzo hicieron posible la grandeza y reconocimiento actuales de la Aviación Naval
Argentina. El corazón del 3-A-208 late lento, retrae sus faros y
sueña…. esperando que la mano diestra del próximo Aviador Naval
oprima el starter para devolverle el rugido de reconocimiento que lo
caracteriza. Su futuro…… aun incierto.
Eduardo
Gatti – Diego Goñi
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