“Más de un siglo de
historia….y con el espíritu de siempre”
101º
Aniversario de la Aviación Naval Argentina
1916
– 4 de mayo – 2017
Por
el Prof. Pablo M. Arbeletche
(Corresponsal
Naval y Delegado del Museo Aeronaval en Chubut)
Este es un mes que marca
el inicio hacia los festejos del 207º Aniversario de la Patria, la llamada “Revolución
de Mayo”, proceso histórico que resultó
en la ruptura de los lazos coloniales con España en 1810 y habilitó el camino
hacia la independencia del país, el 9 de julio de 1816. Los hechos de Mayo no
hicieron más que cristalizar un movimiento liberador que venía buscando, desde
1806, mayor participación política y económica de los criollos. La Nación argentina vería su nacimiento en 1853, cuando los estados provinciales
de nuestro actual territorio sellaron una unidad federal con la Constitución Nacional.-
Es preciso aceptar que el
tiempo no está siempre medido por las mismas unidades. No es la fatídica caída
de las hojas del almanaque, ni el inexorable paso de los astros, lo que
determina su verdadera dimensión. Como ocurre con el sonido cuya propagación se
acelera en proporción a la densidad del medio en que lo hace, el tiempo parece
detenerse cuando nada importante ocurre, cuando hay un vacío de
acontecimientos. En cambio cuando los hechos se atropellan buscando su
eclosión, cuando la vida es activa y variada, como podría ser la un marino que
vuela, el tiempo transcurre rápido e inadvertidamente.
En este marco de festejos,
hoy nos permitiremos realizar una escala en vuelo en la historia, que a través
de emociones, tristezas, proyectos e ilusiones del pasado, nos permitirán –como
argentinos- afrontar el presente con la entereza y fuerza necesaria.
Cuando la excitante urgencia
por volar invadió la Tierra, los hombres de mar hicieron propio el desafío e
incorporaron el vuelo al quehacer naval. Así vemos que el primer antecedente
acerca del interés de la Armada Argentina por los medios aéreos data del año
1908, cuando el entonces Ministro de Marina Contraalmirante Dn. Onofre Betbeder
ordena verbalmente al Teniente de Navío Pedro Padilla la realización de un
profundo estudio sobre la factibilidad de emplear estos medios para la
Vigilancia y Exploración de estuarios y costas de nuestro país.
Muchas cosas pasaron
desde esos gloriosos días, cuando grupos de hombres decididos y con entusiasmo
encararon la difícil tarea de volar. Dentro de ese esfuerzo, se comenzarían a
sumar personajes que después forjarían la historia de la Aviación Naval
Argentina, como lo fue el Condestable Artillero de 1ra. Joaquín Oytabén que
1915 junto al Ministro de Marina mediante resolución revelaron la firme
intensión de contar con una escuela de aviación propia, siendo iniciada con un
organismo y asiento provisorio. Para ese entonces volaban solos los Tenientes Moreno
y Escola (cuyos Brevet fueron obtenidos en la Escuela de Aviación Militar en
1912). Desgraciadamente el 16 de octubre de ese mismo año, Oytabén sufrió un
accidente letal a poco de remontar vuelo del campo de Berisso, quedando la
escuela sin su instructor y avión.
Es indiscutible que la
citada resolución, introdujo en la Armada, por primera vez, una actividad aérea
propia y, sin bien con la muerte de Oytabén llega a su término la etapa Berisso
o “Escuela de Oytabén”, como algunos la llamaban, no por ello se interrumpieron
las tareas de aviación en la Armada.
El Almirante Montes
secundado por el Capitán de Navío Moneta y apoyado por el Ministro de Marina
Contraalmirante Saénz Valiente, al disponer el cese de la escuela de Berisso,
traslada parte del personal al Fuerte de Barragán para que comenzaran el
saneamiento del terreno y su relleno parcial, así se inició la preparación de
un campo de aviación en las proximidades del Fuerte. Luego de intensas
gestiones el gobierno de la provincia de Buenos Aires cede al Superior Gobierno
de la Nación, por decreto de fecha 15 de noviembre de 1915, las chacras Nros.
45 y 46, situadas en el municipio de la ciudad de La Plata, dentro de las
cuales se encuentra el histórico Fuerte Barragán, con el objeto de que en ellas
se instale la Escuela de Aviación de la Armada, y siendo a la vez necesario
establecer conjuntamente con esa escuela el Parque de Aerostación y
Aviación.
El 11 de febrero de 1916
el entonces Presidente de la Nación Dn. Victorino De la Plaza crea por decreto
el Parque y Escuela de Aerostación y Aviación de la Armada, disponiéndose en su
Art. 3° “en homenaje a la primera víctima de la Aviación de la Armada, el
piloto instructor Condestable Artillero de 1ra. Don Joaquín Oytabén, se le dará
su nombre al primer hangar que para aeroplanos se construya con carácter
definitivo”. Por otro decreto de la misma fecha, se designó Jefe del Parque
Escuela “Fuerte Barragán” y Profesor de Aviación al Tte. Escola.
A partir de ahí, se
enciende la llama que no se apagará jamás. Se adquiere el Dirigible "El
Plata" y su utilaje, luego se compraron en Europa otro dirigible similar: el
"Los Andes", dos globos cautivos y dos globos libres más seis paracaídas
y material complementario. En 1917 una disposición Ministerial designa a los
Alféreces Dn. Ricardo Fitz Simón, Dn. Ceferino Pouchan y Dn. Marcos A. Zar para
realizar el curso de Aviadores Navales en Pensacola, en la Escuela de Aviación
de la Armada de los EE.UU, obteniendo su patente para dirigirse al frente
europeo.
En Octubre de 1919 se
crea el ente administrativo y de comando operacional de la aviación bajo la
forma de División Aviación Naval (Decreto del 17 de octubre de 1919) concretada
por la orden general 181/1919, designándose Jefe al Capitán de Fragata José
Gregores. Pronto, durante la primera quincena de diciembre, tres hidroaviones
del destacamento de San Fernando realizaron el primer operativo a las órdenes
de la Escuadra de Mar.
En 1920 se designo a los
Alféreces Zanni, Leporace y Padula para realizar el curso de Aviadores Navales
en los EE.UU bajo supervisión del Teniente de Navío Dn. Marcos A. Zar.
Después de este arranque
fundacional, el Ministerio de Marina mediante Orden General N°166 –Dirección
General de Personal- fechada el 29 de octubre de 1921 crea la Escuela de
Aviación Naval destinada a preparar el personal necesario para el servicio
Aeronáutico Naval y utilizar el Arma Aérea en la Marina de Guerra.
La Patagonia y los
territorios fueguinos, han sido siempre motivo de especial atención por parte
de la Armada, coherentemente, la presencia de la Aviación Naval en dichas áreas
ha sido también permanente.
En el año 1942 el Transporte "1º de mayo",
en su cuarta campaña antártica, con el Teniente Lanuse al mando de un avión
Stearman 76D-1, convenientemente preparado con pontones, equipamiento
electrónico y fotográfico, realiza el primer vuelo argentino en el continente
blanco, los que nos permite ser los primeros del mundo en realizar un vuelo en
esta zona del globo.
A toda esta rica historia
se le suman los acontecimientos ocurridos en el ámbito de la actividad
empresarial civil, tales como: en 1925 el Contraalmirante Alfredo Malbrán es el
fundador y primer presidente de la primera línea aérea del país –el Aero Lloyd
Córdoba S.A.-; en 1936 el Contraalmirante Ismael Galíndez se constituyó en el
primer presidente de Aeroposta, cuando esa empresa pasó a manos argentinas y en
1946 el Vicealmirante Zar es el creador de FAMA, sobre cuya base se creó luego
Aerolíneas Argentinas.
Tras un gran esfuerzo, en el año 1947 al mando del
entonces comandante de la Aviación Naval Contraalmirante Dn. Gregorio Portillo
y como comandante del avión el Capitán de Corbeta Dn. Gregorio Lloret, realizan
el primer vuelo a la Antártida desde el continente, vuelo que duró 15 horas, una
verdadera hazaña, un esfuerzo de hombres y medios en el logro de una misión.
Otro aspecto a tener en cuenta es que entre los años
1951 y 1952 comienza el correo aéreo con la Antártida Argentina, realizándose
con los famosos "Catalina PBY-5A", los cuales cumplieron innumerables
vuelos de ese tipo.
El 15 de mayo de 1958, el "Cougar F9F-8T",
al mando del Teniente Rafael Serra, inicia en Pensacola, Estados Unidos, a
42000 pies de altura, una picada vertical que lo convertía en el primer
argentino en batir la barrera del sonido; abriéndose una nueva época para la
aviación naval de ataque.
En ese mismo año se
incorpora el Portaaviones A.R.A. "Independencia", que cambiaría el
rumbo de la Aviación Naval y de la Armada. Años de tradiciones se comenzaban a
formar aquí. El entonces Capitán de Corbeta Dn. Juntiniano Martínez Achával
rompe el fuego realizando el primer enganche de un avión Jet en un portaaviones
argentino.
No fue está incorporación la que dio inicio al grupo Aeronaval embarcado, ya que hidroaviones "Walrus" ya habían operado desde los Acorazados tipo "Moreno" y "Rivadavia" o desde los Cruceros "Alte. Brown", "25 de Mayo" y "La Argentina".
Un vuelo histórico para
la Aviación Naval se realiza en el año 1962, cuando con una aeronave
"DC-3", al mando del Capitán de Fragata Dn. Hermes Quijada llega
hasta el Polo Sur. Este acontecimiento es el motivo por el que la Armada
Argentina, en su memoria y homenaje, bautizó con su nombre a la Base Aeronaval
Río Grande.
En el año 1968 se produce una nueva
incorporación para la Armada Argentina y la Aviación Naval, el Portaaviones
A.R.A. "25 de Mayo", que hace su entrada en nuestra historia naval
reemplazando al viejo Independencia", y dando el puntapié inicial para
nuevas doctrinas basándose en un poder naval cada vez más eficiente. En él se
embarcaron aviones de caza y ataque, de guerra antisubmarina y helicópteros,
proyectando el poderío de la Aviación Naval a nuestro mar territorial.
Numerosas operaciones fueron realizadas a lo largo del tiempo.
En el año 1982 la
Aviación Naval rinde su examen más difícil y a partir del día 2 de abril hasta
el fin del conflicto de Malvinas, se despliegan todas sus unidades en sus bases
de apoyo y en el Portaaviones A.R.A. "25 de Mayo", como así también
en las islas, para surcar los cielos en forma incansable sellando páginas de
gloria para la Historia Argentina.
El 3 de abril de 1982 en Grytviken, Georgias del Sur, un helicóptero Alouette –tripulado por el Teniente de Navío Remo Busson, el Teniente de Corbeta Guillermo Guerra y el Suboficial Segundo Julio Gatti– participó activamente en el desembarco de efectivos de la Infantería de Marina transportados en el buque polar ARA “Bahía Paraíso”. Intervino en la acción bajo fuego enemigo. La orden de operaciones al Grupo de Tarea 60.1, tenía la misión de ocupar Grytviken y mantener Puerto Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias. El Grupo de Tarea estaba compuesto por el buque polar ARA “Bahía Paraíso”, proveniente de Orcadas donde cumplía parte de la Campaña Antártica y la corbeta ARA “Guerrico”, destacada desde Puerto Belgrano. Además, una fracción de 40 hombres del Batallón de Infantería de Marina N° 1, dos helicópteros no artillados de la Agrupación Naval Antártica –un Puma del Ejército y el Alouette de la Armada– y un grupo de 14 buzos tácticos y comandos anfibios. En la ocasión y tras una breve lucha en Grytviken, a las 12.50 de ese 3 de abril se rindieron las fuerzas británicas y se recuperaron para el patrimonio nacional las islas Georgias del Sur. Ofrendaron sus vidas en combate el cabo primero Patricio Guanca y los conscriptos de Infantería de Marina Mario Almonacid y Jorge Néstor Aguila.
Esta acción en Grytviken
marcó el bautismo de fuego de la Aviación Naval y por su destacada actuación el
Teniente de Navío Busson, el Teniente de Corbeta Guerra y el Suboficial Segundo
Gatti recibieron la condecoración “Honor al Valor en Combate”.
Numerosas fueron las
operaciones realizadas por unidades aeronavales, pero el día 4 de mayo de 1982 nuevamente
Aviación Naval de la Armada Argentina abre los ojos del mundo, atacando a una
fragata enemiga utilizando una táctica que daría mucho que hablar: la
combinación "Explorador-Avión de ataque". Un viejo avión
"Neptune" de la Escuadrilla de Exploración, al límite de su vida
útil, guió el ataque de los "Super Etendard", equipados con misiles
Exocet, que hunden finalmente a la Fragata H.M.S "Sheffield". Este
ataque misilístico constituyó un hito en la historia de la guerra aeronaval
mundial.
Más de un siglo de
historia y más de un siglo de sacrificios le otorgaron solidez a la Armada
Argentina para encaran la fascinante empresa de crear, operar y mantener a la
Aviación Naval.
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