Los
primeros pasos.
Ya en 1910 el Teniente Melchor Escola realiza sus primeros vuelos en la
Escuela Aérea Argentina del Aero Club Argentino y en 1912 se inicia la Aviación
Militar con la creación de la Escuela Aérea Militar, siendo el propio Escola el
primer oficial militar y naval en conseguir el brevet de piloto (Nº 15,
otorgado por el Aero Club Argentino).
Hacia 1914 se suma el Condestable Joaquín Oytaben, quien en el Aero Club de
Berisso y con su propio aeroplano inicia con permiso de la Superioridad la
practica del vuelo.
Al serle encomendada la reconstrucción del avión de Oytaben al Carpintero
de 2º Guillermo Covas, en los Talleres Navales del Arsenal del Río de la Plata
da inicio a los trabajos aeronavales en los Talleres de la Armada, cuya culminación
son los actuales Arsenales Aeronavales.
Son los tiempos de los Farman, en sus distintas versiones y de distintas y
disímiles procedencias, los mas de ellos construidos artesanalmente y
reconstruidos varias veces por los hábiles mecánicos navales, quienes alternan
su diario trabajo de mantenimiento con la practica activa del vuelo al par de
sus oficiales, bajo la tutela e instrucción del propio Oytabén.
Se crea la Escuela de Aviación Naval del Arsenal del Río de la Plata y el
16 de febrero de 1916 el Parque y Escuela de aerostación y Aviación de la
Armada en Fuerte Barragán, punto de partida oficial de la Aviación Naval
Argentina.
El nacimiento de la Aviación
Naval.
El accidente fatal de su primer instructor, Condestable Artillero de
Primera Don Joaquín Oytabén no logra disminuir el entusiasmo por la creciente
actividad aérea. El Teniente Raúl Moreno junto con el Teniente Melchor Escola
continúan las actividades aéreas, el egreso del Suboficial Penachi, quien junto
con los Suboficiales Covas, Scapuzzi, Foppiano, Carlini, Palacios, Riera y
otros, siguieron sosteniendo la escuela.
En 1917 se realiza el primer intento de perfeccionar la naciente Aviación
Naval, enviando a realizar cursos de vuelo en la U. S. Navy a los tres primeros
oficiales, Ricardo Fitz Simon, Ceferino Pouchan y Marcos A. Zar, quienes se
gradúan con excelentes calificaciones y quienes a pedido del gobierno argentino
se trasladan junto a sus anfitriones al frente de guerra europeo, llegando a
participar en operaciones de combate. Finalizada la guerra siguieron cursos de
perfeccionamiento en distintos países de Europa.
Es la época de la inmediata posguerra, nuestra Aviación Naval recibe el
impulso de las misiones francesa e italiana, quienes con la donación de parte de
sus medios da el impulso de nuevos aviones, siendo los mas representativos los
Macchi M-7 y M-9.
La decada de los raids y los
records.
En 1919 se realiza el primer ejercicio conjunto con la Flota de Mar, dando
comienzo a su verdadera razón de ser y una hermandad que se mantiene en el
presente.
Se baten el record sudamenicano de velocidad y distancia sobre el mar entre
Puerto Belgrano y Buenos Aires, el record mundial de vuelo sobre grandes rios
entre Buenos Aires y Asunción del Paraguay, se inician los primeros correos
aéreos.
Se avanza en profesionalismo al crearse en 1922 la Escuela de Aviación
Naval y se realizan las primeras adquisiciones de material de vuelo.
Comienza paralelamente a la aviación, la actividad de globos y dirigibles,
la que se mantendrá intermitentemente hasta mediados de los años 30.
El progreso continúa, nace la Base Aeronaval Punta Indio y mas tarde sus
Talleres, herederos del Fuerte Barragán y del Arsenal del Río de la Plata.
Alas sobre la Patagonia.
La naciente década del 30 trae la necesidad de consolidar la soberanía en
la Patagonia, se redobla el esfuerzo, relevamientos fotográficos, patrullado
marítimo, búsqueda de nuevos aeródromos y el incipiente nacimiento de los
transportes aeronavales, incorporación de nuevos medios, se implementan
reglamentaciones específicas, se consolida la actividad desde las bases
aeronavales de Punta Indio, Campo Sarmiento y la recién creada Base Aeronaval
Comandante Espora.
Son los tiempos de Marcos Zar al frente del arma que ayudó a crear,
impulsándola y desarrollándola.
La Segunda Guerra Mundial.
Iniciado el conflicto, aún con material obsoleto y con la imposibilidad de
incorporar nuevos medios se sigue adelante.
En 1940, en ejercicio de la soberanía y en vigilancia de la neutralidad, se
lleva a cabo el primer reconocimiento aéreo y sobrevuelo de la Islas Malvinas.
En 1942 otra proeza, con un Stearman 76D, el Teniente Lanusse y el Cabo
Primero Silva son los primeros argentinos que vuelan en la Antártida.
La Aviación Naval en la
posguerra.
Finalizadas las hostilidades,
el mercado de rezagos de guerra permite el recambio tan anhelado y necesario,
con la incorporación de los DC-3 y DC-4 se consolidan los Transportes ,
Aeronavales, con los Catalina y Mariner la exploración y guerra antisubmarina,
se incorporan aviones de instrucción y ataque.
Se realiza el primer vuelo directo entre el continente americano y la
Antártida, atravesando el Círculo Polar Antártico con un avión DC-4 al mando
del Contralmirante Gregorio Portillo el 13 de diciembre de 1947.
Con la incorporación en 1949 de los primeros helicópteros Bell 47 D nace
una nueva capacidad, la que a partir de 1953 con los Sikorsky S-55 llevan a un
nuevo salto adelante, siendo los primeros helicópteros argentinos en operar
embarcados en el Continente Blanco.
Portaaviones.
Con la afirmación del pabellón en el Portaaviones ARA “Independencia”, se
incrementa en forma exponencial la actividad aeronaval, ya operando plenamente
sobre su ambiente natural, el mar Argentino.
Se adquieren los primeros aviones de combate embarcados, los F4U-5
“Corsair” y los primeros aviones a reacción, los Grumman F9F-2 “Panther”, otro
salto tecnológico.
Llegan los años 60.
Con los recientemente incorporados Neptune, se realizan vuelos a lo largo de todo el territorio nacional
incluidas la Islas Malvinas.
En 1962 dos aviones DC-3 al mando del Capitán de Fragata Hermes Quijada
alcanzan el Polo Sur, siendo los primeros argentinos en hacerlo. El mismo año
un avión Cougar realiza el primer vuelo supersónico aeronaval argentino, se
adquieren los aviones Grumman S-2 A “Tracker”, dando origen a la Escuadrilla
Aeronaval Antisubmarina.
Se inician las operaciones nocturnas a bordo del Portaaviones ARA
“Independencia”.
Comienza otro recambio generacional con la incorporación de los T-28
“Fennec” y los Aermacchi MB 326 GB y un nuevo portaaviones reemplaza al
“Independencia”. Llegan los primeros helicóteros con turbina, los
indestructibles Alouette.
La Aviación Naval en la decada
del 70.
Comenzada la decada, la incorporación de los A-4Q da nuevos bríos y se
alcanzan nuevas capacidades al comenzar a operar estos desde el Portaaviones
ARA “25 de Mayo”, llegan los primeros helicópteros antisubmarinos, los Sea
King. Operan los T-28 navalizados.
Entre 1977 y 1978 la actividad principal es la preparación para la guerra a
causa del conflicto limítrofe con Chile, zanjado por la mediación Papal. Los
S-2 A son reemplazados por los mas modernos S-2E. Los Mentor reemplazan a los
Fennec, los B-200 a los C-45, los Electra a los DC-4 y los F-28 a los DC-3.
La guerra de Malvinas.
Se incorporan los
Super Etendard y sus misiles AM-39 Exocett, los Aermacchi MB-339 A complementan
a los MB-326.
La guerra pone a
prueba la doctrina aeronaval, la que con su cuota de héroes aprueba el examen
provocando importantes bajas al enemigo consiguiendo resultados que asombraron
al mundo.
Los Electra
reemplazan como aviones exploradores a los Neptune y dejan de volar los
Aermacchi MB-339 por falta de repuestos y los A-4Q por haber llegado al fin de
su vida útil.
El Portaaviones
ARA “25 de Mayo” deja el servicio activo.
Los años 90.
Con la llegada de la última decada del siglo XX se incorporan nuevas
capacidades, se turbinizan los S-2E, dando nacimiento a los S-2T “Turbo
Tracker”, los helicópteros AS-555 Fennec complementan a los veteranos Alouette
y los P-3B Orion reemplazan a los Electra como exploradores. Se maritimizan los
B-200, dando nacimiento a los “Cormoran”y los UH-1H.
El presente.
Las restricciones económicas hicieron muy difícil la recuperación de medios
y elementos perdidos en la Guerra de Malvinas, no obstante la Aviación Naval supo adaptarse y desarrollar sus
capacidades e ingenio para cumplir con su misión.
Se continúan realizando vuelos de patrullaje y control de la Zona Económica
Exclusiva, tareas de apoyo a la comunidad, misiones antárticas, ejercicios con
otros países y misiones de paz.
Como ayer, hoy y mañana, 100 años después nuestra Aviación Naval continúa cumpliendo con los preceptos de sus visionarios, precursores y fundadores.
Como ayer, hoy y mañana, 100 años después nuestra Aviación Naval continúa cumpliendo con los preceptos de sus visionarios, precursores y fundadores.
SERVIR A LA PATRIA DESDE EL MAR
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