El avión era un Stearman, de adiestramiento avanzado. El piloto alumno cumplía un vuelo "solo", en las proximidades de Bahía Blanca.
El tema casi cumplido, le asaltaron al joven piloto unos terribles e irrefrenables deseos físicos, que ya Cervantes describiera con gracia y mucho mejor estilo en su Quijote, en el capítulo de las aventuras en la venta.
No había alternativa, así que buscó un campo propicio, aterrizó rápidamente, y dejó el motor en marcha, ya que para "arrancar" a los famosos Stearman, se necesitaban cuatro manos: dos en tierra y dos en la carlinga...
El motor en "relantiseur", ronroneaba amablemente, y el alumno buscó la complicidad de una parva próxima para aliviarse de sus necesidades, y en ello estaba cuando. . .
Un golpe de viento, la vocación de vuelo del biplano, vaya a saber por qué, el Stearman comenzó a carretear grácilmente, por el campo alfalfado y verde...
Y allí fue corriendo detrás de él el joven piloto, a medio hacer su fisiológica tarea, arremangando el over-all de vuelo, hasta poder alcanzar al arisco avión, dominarlo, y proseguir el vuelo...
Del folklore aeronaval. Circa 1940.
Recopilación:
Lorenzo Borri
Fuentes consultadas:
HISTORIA DE LA AVIACION NAVAL ARGENTINA - TOMO II - Pablo E. ARGUINDEGUI - 1981.
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